¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede
observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos
contenidos cualesquiera?
En el marco de la teoría constructivista y en la
propuesta de la reforma educativa integral de la educación, la respuesta a esta
interrogante no es tan sencilla, ni tan trivial. Menciono la corriente
constructivista en virtud de que sustenta el enfoque por competencia planteado
por la reforma. Preguntarme e intentar una respuesta en torno a: ¿Qué es el
aprendizaje y cómo una persona aprende? ¿Qué son y cómo desarrollar las
competencias? ¿Cómo y qué evaluar? Es indispensable para intentar una respuesta
coherente y sustentada a tal interrogante. Para que el estudiante aprenda requiere de
ciertas condiciones, como son: 1) el interés por aprender algo; y 2) las
posibilidades reales que tiene para acometer con éxito la tarea de construir un
determinado conocimiento.
Para situar el aprendizaje afectivamente dentro del
interés del estudiante, hemos de considerar al menos los tres tipos de interés
que, según Habermas, promueven toda construcción del conocimiento y que tienen
que ver con esta división paradigmática de la epistemología contemporánea: 1)
el interés por controlar la realidad; 2) el interés por comprenderla de manera
holística; y 3) el interés por transformarla o emanciparse a través de la
acción de unas ciertas relaciones de poder. Por ello, debemos entender el aprendizaje como
la aprehensión de la realidad es siempre una construcción asimilativa efectuada
por el sujeto tanto como una acomodación del sujeto.
El aprendizaje, es más bien un proceso adaptativo
mediante el cual, construyendo el conocimiento de la realidad, del mundo, el
sujeto se construye a sí mismo como ser humano, siempre reorganizando, la
propia estructura cognitiva desde donde continuará readaptándose
indefinidamente a través de sus propios procesos de asimilación y acomodación,
Así, al estar el sujeto construyéndose a sí mismo( el aprendizaje se asimila en
el plano del ser), logra los llamados aprendizajes significativos al relacionar
material nuevo y potencialmente significativo ( si está situado en el contexto
del estudiante) con ideas pertinentes de la estructura cognitiva del estudiante
( se integra a conocimientos anteriores).
En ese sentido, la primera tarea del maestro es crear
condiciones en el aula que no amenacen la estructura del sí-mismo del
estudiante. Debemos asumir verdaderamente y hasta sus últimas consecuencias el
principio constructivista de que los conocimientos no pre-existen como tales
sino que son construidos en el momento de la acción misma. De modo que sería
más propio hablar de una movilización de los esquemas de acción que de una
movilización de conocimientos, ya que es la movilización de la organización de
los esquemas -producida por los procesos de asimilación y acomodación que cada
acción de adaptación implica indisociadamente- la que re-construye unos
determinados conocimientos en pos de asimilar unos nuevos, desarrollando así, al
fin, una nueva competencia. Por lo tanto, para lograr que el estudiante
desarrolle las competencias que demanda la sociedad actual, debe enfrentar
situaciones problemáticas, mezclando viejos conocimientos, reorganizando
esquemas de acción (nuevas prácticas), e integrando los nuevos conocimientos.
Por ello, la importancia de diseñar estrategias docentes adecuadas, a partir de
problemas del contexto socioeducativo (aprendizaje situado) lo que Piaget denomina
(Organización de esquemas.)
Así, muy a propósito del desarrollo de competencias y
justo en esos términos en los que se entiende que saber conocer y saber hacer
resuelven la tarea humana de saber el qué y el cómo, pero de ninguna manera
alcanzan para resolver social y éticamente él con quién y el para qué. Para
ello, se necesita saber convivir y saber ser.
En ese sentido, no es tan sencillo, definir solo unos
cuantos contenidos y que el docente confunda la evaluación con una simple
medición, no, la evaluación es mucho más compleja e integral; en líneas anteriores
a quedado demostrado que el proceso educativo-formativo de las personas va mas
allá de un saber hacer, es un individuo que aspira en convertirse en persona y
que a su vez tiene expectativas, necesidades, intereses, etc. Por ello, el
docente debe saber con quién está tratando (diagnóstico socioeducativo, lo que
ya trabajamos con anterioridad) y posteriormente realizar su planeación con la
ilusión de que el estudiante logre aprendizajes significativos y que en base a
ellos, se siga transformando así mismo y a la realidad que le rodea.
Trascender el término de competencia al mundo del trabajo
y de la economía, es indispensable para no formar individuos acríticos y
deshumanizados, por ello, especial atención debemos tener para el desarrollo de
las competencias en nuestras estrategias educativas, el fin último de todo
proceso educativo, creo es formar individuos que logren un sentido existencial,
con deseos de trascender y aprender permanentemente.
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